Los fans de Enric Sió (que haberlos, haylos) estamos de enhorabuena: esta
semana Trilita Ediciones presenta una edición completamente restaurada y
remasterizada de su embriagadora Obra Maestra “Mara”, uno de los tebeos más importantes y revolucionarios que ha
dado la industria tebeística de este país, y del que sólo existía una edición
previa hace cerca de 40 años, naturalmente descatalogadísima, por la editorial Totem.
“Mara” es una extrañísima alegoría, con un pie en las películas
entonces prestigiosísimas de Carlos
Saura (que le valieron, además de multitud de premios, ser “nombrado”
doblador oficial de las películas de Stanley Kubrick nada menos), y con el otro en la
revolución estilístico-conceptual del cómic que llevaba abanderando Guido Crepax desde los 60. Un puñado de
historias cortas, en las que asistimos a la enrarecida vida de una familia de
clase alta, encerrada en una gran mansión rodeada por un circo, y que da pie a las más diversas
interpretaciones. Tal vez la más sencilla y evidente (que no la única) sea ver
en sus páginas un reflejo de la España de aquellos años.
Con la edición de esta obra, las
editoriales españolas suben otro peldaño en la recuperación de un artista tan
fundamental entonces como después olvidado e, incluso, estúpidamente denostado.
Ya EDT ediciones rescató en un
imprescindible y lujosísimo volumen la arrebatadora “Aghardi” obra fantacientífica que mezcla, con frenesí creativo, las
teorías ufológicas de Erich Von Danniken,
con la exploración del subconsciente de Carl
Jung, y la explosión del arte pop,
todo ello en formato de relato viajero de aventuras. Obra fundacional,
acaso la primera verdaderamente adulta realizada en nuestro país, que le valió
numerosos premios, y el reconocimiento internacional con el prestigioso premio
del Salón de Lucca a la cabeza.
“Aghardi” y “Mara”, pues,
felizmente rescatadas de las tiendas de viejo y de ediciones de páginas hoy
amarillentas y apolilladas.
¿Y “MIS MIEDOS” PARA CUANDO?
Porque, que no quepa duda, “Mis miedos” es la tercera Obra maestra
de este autor único… y la más desconocida, a lo que no es ajeno que no existe
edición en tomo en nuestro país. Solo hay una edición francesa, de Dargaud, que tiene cerca de 40 años ya.
Manda narices.
Con este trabajo, su autor se
aparta radicalmente de lo que sus colegas de profesión estaban haciendo en
aquella época para las revistas Creepy,
Eerie y Vampirella. Su aproximación al horror es más intelectual,
abstracta, casi de arte y ensayo. Lo que no es obstáculo para que en sus
páginas encontremos vampiros, aparecidos, manos con vida propia e incluso gatos
asesinos. Que conviven con terrores menos frecuentados en el cómic como el
miedo a que nuestro niño interior tome el control de nuestra vida,
impidiéndonos crecer, el miedo a la pérdida del ser querido, a la muerte y a
destinos peores que la muerte, o a que se te venga la casa encima (literal y
metafóricamente). Destacar el extraordinario nivel de abstracción alcanzado en
dos de las historias, en las que el objeto termina fagocitando a su usuario,
tanto da si es una cámara de fotos, en el caso de una modelo, o un avión de
combate, en el caso de un piloto de guerra.
Curiosamente, los miedos de Sió casi siempre tienen nombre de mujer: “Eleonor”, “Eloisa”, “Alicia”, “Karen”, “Marian” y
sobre todo “Lisita”, mi favorito de
entre los cuentos, en los que (SPOILER) una niña finge su muerte, para
matar a su madre de un susto de órdago haciéndole creer que ha vuelto del más
allá.
“Mis miedos” fue originariamente serializada en 12 capítulos a
primeros de los 70 en ese curioso experimento de la editorial Buru Lan que fue la revista Drácula. Excelentes portadas, y
colorines pop para una revista irregular, pero con decidida vocación de ofrecer
algo diferente, en la que los espeluznantes microrrelatos de Sió convivían con otras obras no tan
estupendas. Eso sí, de Justicia (con
mayúsculas) es destacar en su páginas,
las aportaciones de Jose Mª Bea, que con la lovecraftiana serie “Sir Leo” alcanzó un techo creativo tan
fascinante como nulamente difundido y absolutamente desconocido. ¿Debemos
sentir lástima? No. ¡¡¡¡¡DEBEMOS RECUPERARLA!!!!!!
Más allá de esta serialización,
con unos colores horribles que destrozan el contundente blanco y negro
original, nada más se ha sabido en nuestro país de esta sensacional serie.
Hubo, eso sí, años después, una
reedición de dos capítulos en la revista “La
Oca” (en glorioso blanco y negro). Y aparte de la edición de Dargaud en francés, nada más que
silencio, olvido y oscuridad.
Confiemos que Trilita Ediciones nos sorprenda más
pronto que tarde con una edición en impecable blanco y negro de una serie
sensacional, rupturista y vanguardista, que recopile los 12 cuentos,
desentierre alguno inédito, incluya artículos que contextualicen la obra y
añada un buen montón de extras, entre las que sería de agradecer alguna
entrevista con este genio olvidado de imprescindible recuperación. Así a lo
mejor podría enterarme de una vez de qué caray trata “Nacional 141”.
By El Lector Furioso
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