Porque, sí. Si de algo quiere que
sirva el Lector Furioso que sirva este Halloween reconvertido en patética
fiesta para niños es para exhumar el cadáver de Rafael Auraleón, nuestro
particular Maestro del Terror. Para rescatarlo del olvido y pasearlo con toda
la pompa y boato por las calles, para recordar a todos los lectores que el
terror no se acaba en los autores USA, sino que en España hubo una época en la que hacíamos tebeos de terror tan o más buenos que los americanos.
Y de entre todos ellos, es
exigible rescatar a Auraleón, que dejó la piel en algunas de las más bellas y
terroríficas historias de miedo de los años 70, poco y mal difundidas en
nuestro país. Y que falleció, quitándose la vida en 1993, completamente
olvidado mientras otros artistas disfrutan de periódicas ediciones y
reediciones.
No lo dudéis. Adquirid los
escasos tomos que Toutain le dedicó años ha, leed la excelente entrada que le
dedicaron en Tebeosfera, repasad
vuestros archivos Creepy, Eerie y sobre todo conseguid en inglés los 9
primeros tomos de los archivos Vampirella, que es donde dio lo mejor de sí.
Sentid un poco de pena por veros obligados a leer sus historias en inglés, pero
un mucho de alegría por saberos paisanos de éste, un auténtico Maestro del
Terror.
El Lector Furioso
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