¿Qué puedo comentar sobre un
número que comienza con un lúcido ensayo sobre cómo la violencia tiene carta
blanca en los medios americanos, mientras que el sexo es visto como algo tabú;
y que continúa con una historia perturbadora de veras sobre la tristemente
célebre Dalia Negra?
¡Pues eso son solo las primeras
páginas! From Hell sigue molando,
aunque el futuro Jack El Destripador se marca un monólogo interminable que
eleva el coñazo y el disparate a proporciones épicas (yo no sé como Netley no
se arroja al Támesis en busca de una liberadora muerte). Y se añaden dos series
nuevas: la en principio excelente y prometedora The lost girls que demasiado pronto dilapidó el atractivo de su
propuesta y los excelentes dibujos de Melinda Gebbie (a los que por cierto, les
sienta estupendamente el papel satinado) despeñándose por el abismo de la
escandalosa falta de más idea que no sea la machacona y repetitiva perversión
de los cuentos clásicos que le sirven de base (Peter Pan, Alicia en el Pais
de las maravillas y El Mago de Oz).
La segunda de las nuevas series, Through the habitrails, es
infinitamente más lograda aunque haga menos ruido y sea menos aparente. En la
línea de Daniel Clowes o Charles Burns (cuando ambos eran valiosos y no se
había convertido el primero en un patético imitador del ya de por sí patético
Chris Ware, y no se había abandonado, el segundo, a ese refrito de sus grandes
éxitos que son Tóxico y La colmena).
Uno se sorprende pensando como el
desaparecido Josep María Berenguer no importó esta serie para las páginas de la
revista El Víbora. Una sucesión
kaffkiana, desordenada, bizarra y cachonda de retazos semiautobiográficos de su
autor, el desconocido Jeff Nicholson, mientras trabajaba en un periódico
protagonizada por extraños personajes sin boca rodeados, en un entorno laboral
alienante y alienígena, de hámster empáticos que absorben, hasta la locura, las
neurosis de los trabajadores. Humor y desesperación a partes iguales en una
combinación muy atractiva y plenamente conseguida. Otro gran tanto a favor de Taboo.
Y si Baby´s on fire es simplemente tonta y divertida, la adaptación que
Michael Zulli hace del relato de Ramsey Campbel Again, es uno de los trabajos más poderosos, espeluznantes y
pesadillescos (o tal vez el que más) de los publicados en la revista hasta la
fecha. Una aproximación malsana, sexual, pegajosa, morbosa al tema de las casas
embrujadas, del que éste es, sin duda, uno de sus mejores, más redondos,
exponentes. Ideal para leer antes de dormir.
Y la semana que viene, uno de los
números más bizarros, TABOO SPECIAL: HUMOR IN A YUGULAR VEIN.
By El Lector furioso
No hay comentarios:
Publicar un comentario