lunes, 1 de septiembre de 2014

TABOO 1: Una Contundente Carta de Presentación

Parapetado tras una salvaje portada de Stephen Bissette que mostraba pesadillas personales y canibalismo e infanticidio in progress, y una no menos terrible contraportada con esqueléticos cadáveres apilados en un campo de concentración, Taboo se presentó al mundo, muy oportunamente en otoño de 1988.


Para empezar, llama la atención el formato elegido: un libro de más de 100 páginas encuadernado en tapa blanda con lomo. Además, cada historia viene precedida de una completa semblanza de sus autores, y una detallada bibliografía. Para rematar, no solo cuenta con unas horripilantemente atractivas portada y contraportada, sino que las guardas interiores muestran otros dos dibujos, igualmente estupendos. Respecto al continente, un merecidísimo 10.


¿Y en cuanto al contenido? Este primer número desde luego sorprende por su decidida voluntad de pisar terreno virgen, apostando por una crudeza y una incomodidad inéditas en el comic mainstream norteamericano. Además, la selección ofrecida es ciertamente sólida, ya que salvo un par de historias la calidad es muy elevada: Clive Barker nos regala un acertado prólogo coronado con sus propios y turbios dibujos, Alan Moore nos trae en Come on down un relato delirante, a medio camino entre Videodrome y la ruleta de la fortuna (como suena), Bissete contribuye con  Cottonmouth, historia de venganza sobrenatural muy desagradable, ya publicado en forma embrionaria en la antología de culto Gore Shriek y que dio pie a un buen cortometraje que aún hoy puede disfrutarse en Youtube.


Charles Vess y su Scarecrow mezcla a partes iguales delicada fantasía y feroz horror. Contagious de Carles Burns supone el imprevisto germen (dicho sea sin dobles intenciones… o tal vez sí) de la Obra Maestra Agujero Negro. Eddie Campbell nos trae un caso de la crónica criminal australiana servido con un irresistible humor negro. Keith Giffen nos demuestra cuanto disfrutó de la cronenbergniana Vinieron de dentro de… en  su cuento Chigger and the man y Chester Brown y su Late night snack os dejará, literalmente, jodidos. Cable por su parte no pasa de ser la típica historia de habitación embrujada, aunque su lectura tiene cierto embrujo, valga la redundancia.


Y la guinda del pastel es Throat Sprocket. Curioso que sea la historia más perturbadora de toda la antología cuando es de las pocas en las que no muere nadie. Un relato desasosegante y de pertinaz fetichismo que narra la naciente obsesión de un pobre diablo por las gargantas femeninas a partir del visionado de una oscura película grindhouse (que se nos muestra con sus rayitas ad hoc y todo). Una joya de insoportable tensión sexual.


Además reseñar que los 4 primeros números fueron autoeditados por el propio Bissette a través de su editorial Spiderbaby Comix, hecho que le provocó no pocos quebraderos de cabeza y problemas financieros.

Cínicamente, El Blog Sucio les desea felices sueños, y esperan contar con su compañía el lunes  que viene con Taboo 2: La polémica está servida.

¡Nos leemos!

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