lunes, 9 de marzo de 2009

Crónicas de un salón (XIII Salón del Cómic de Granada)


Otro año, otro Salón, y primera reseña sobre el evento, que espero y deseo que no sea la última. Aunque, visto lo visto, no sé, no sé. Y es que solo cabe calificar la experiencia como decepcionante y el Salón del cómic de Granada como decadente. Pese, o precisamente debido a la numerosísima afluencia de visitantes.

Decepción, porque tal como yo lo entiendo un evento de estas características debe servir como punto de encuentro entre los profesionales del sector y el lector de a pie, debe acercar el cómic a la gente, y debe por supuesto, servir para comprar tebeos, sin llegar a ser una simple retahíla de puestos más o menos surtidos.

Poco o nada de esto se vio en Granada. Un chorro de stands, la mitad de los cuales atiborrados de merchandising o gominolas (¿?) y la otra mitad de saldos y restos de series. Ciertamente, antes que sentirme en un Salón del cómic, me sentía como en una especie de Mercadona o Dumaya del tebeo, dejando al descubierto tanta ganga que el tebeo como tal vende muchísimo menos de lo que nos dicen. No me malinterpreteis, las ofertas que habían eran bastante buenas en algunos casos y me ha servido para encontrar comics algo más antiguos que se me resistían. Pero lo que quiero decir es: ¿es éste al gran momento por el que atraviesa el cómic? Gran parte del fondo editorial de Dolmen de saldo, tomos de DC, de Norma cómics tirados de precio. Stands de Astiberri, Ponent Mon, a los que solo se asomaban los curiosos. Parece que fuera de los cuatro de siempre que se llevan el gato al agua, no se vende un tebeo en este país. Y desde luego, no se vendió un maldito tebeo en el Salón. Para otro año contad cuantos salen con bolsas. No valen los que dan gratis con la entrada. Así no me extraña que tanto Glenat, como Rossell entre otros se ausentaran.

Decadente, porque en verdad el espectáculo que allí se vivió fue lastimoso, más propio de una barraca de carnaval, con hordas de gente disfrazadas que daban vergüenza ajena y que tan sólo servían para hacer bulto y dar por culo porque no compraban tebeos. Tan sólo se pavoneaban de su estupidez calle arriba calle abajo. ¿Por qué no se hace un salón del disfraz? Auguro gran éxito.

Y si sólo fuera eso, bueno. Pero es que ver a un genio como Howard Chaykin sentado en una especie de corral vallado bajo un infame cartel puerco de cartulina en el que aparecía garabateado “Sala de firmas” o algo así, es que subleva la sangre. Y encima oir por boca de los escasos curiosos perlas del tipo “¿Quién es este tío?” “No sé, pero no tiene que ser muy importante, porque no hay mucha gente en la cola”. HOSTIA PUTA!!!!!!!! ¿Éste es el Salón que aspira a ser el más importante de Andalucía y uno de los punteros de España?

Resumiendo: escaso interés para una cita anual que va cuesta abajo como Salón del Cómic y que debería replantearse un cambio de nombre. Para otro día dejo el tema de la exposición y de las confererencias porque sinceramente daban más pena que el circo de Teresa Rabal. Sería sin embargo injusto por mi parte achacar de todos estos males a la organización, ya que buena parte de los defectos comentados son endémicos a celebraciones de esta naturaleza. Pero, coño, es que yo creo que estas cosas son para gente que le gusten los tebeos.

3 comentarios:

  1. Y el de antes era yo!

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  2. Esa sensación de estar en el mercadona del cómic la tenía yo con los "salones" de Málaga...bueno en los primeros no tanto. Y sin lo de lo chollazos,claro xD

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